jueves, 24 de octubre de 2013

Capítulo 8: Un hombre sin piedad

Tan pronto como acabó el entierro, los Spartans volvieron al bar, allí reunidos, hicieron otra de sus tradiciones cuando uno de los miembros había fallecido: beber whisky. Un método relativamente efectivo para ahogar las penas. Johnny separó a sus dos hombres de confianza, Jack y Ritchie, y se separaron del grupo.
- Creo que ya es hora de ascender a Sam a miembro...
- Es cierto, lo ha hecho muy bien, ya lleva año y medio en la banda, conducta intachable...me parece perfecto -dijo Jack-.
- Ahora vamos ir por Sterling, ese hijoputa ha matado a Tommy. Coged las pipas que salimos ahora -dijo Johnny-.
Ambos asintieron y, acto seguido, salieron del bar hacia sus motos. Salieron hacia el sur, hacia el barrio donde vivía Sterling. Cuando llegaron, dejaron las motos en un callejón cercano, procurando que no los oyesen llegar. Se escondieron detrás de uno de los muros de la casa, en una esquina, asó podrían vigilar la entrada principal de la casa. Pudieron oír el ruido de una puerta que se abría, era él se dirigía a su coche, aparcado en frente a la casa. Johnny salió de su escondite con paso rápido. 
- ¡Sterling! -gritó Johnny-.
Cuando él se giró, Johnny disparó tres veces sobre Sterling. Cayó fulminado al suelo, Jack y Ritchie entraron en la casa, para vigilar si había alguien. Mientras tanto, Johnny sacó su teléfono, sacó una foto al cadáver de Sterling y se la mandó a la sheriff Faulkner.
Ella recibió con una mezcla de asco y nerviosismo aquella foto, podría ser el fin o el inicio de sus problemas. Contestó a Johnny con un SMS, quería verlo a la noche siguiente, en el aparcamiento de Staunton Beach, a las once.
Los chicos salieron diciendo que no había nadie en la casa. Se fueron de allí corriendo, tomaron sus motos y fueron al LeRoy's Diner a cenar. Annie atendió a los Spartans, cuando les puso la comida en la mesa, se sentó junto a Johnny.
- Parece cansada, Annie.
- Sí, últimamente no sé que me pasa, estoy súper cansada, bah, se me pasará...
- Ve al médico, mujer -replicó la señora Roberts a través de la puerta de la cocina-.
- Johnny, ¿qué vas a hacer esta noche?
- Nada, estaré en casa con la moto que estoy armando en el garaje. Antes volveré con los chicos al bar, pasaré a recogerte.
- Perfecto.
Se despidieron con un beso. Los tres se montaron en sus motos y pusieron rumbo al bar del MC. Allí Johnny reunió a sus hordas en el salón de reuniones. 
- Os he reunido para comunicaros una cosa, Sam acércate.
Sam se acercó, entonces Johnny puso su mano sobre su hombro y continuó hablando.
- Sam ha hecho mucho por nuestro club, lo ha dado todo, jugándose la vida por un un compañero que, por desgracia, ha caído y nos ha dejado. Sam, ya eres miembro de los Spartans, saca el parche de Prospect, te hago entrega de los parches oficiales del grupo. ¿Juras aceptar ser miembro del MC?
- Lo juro.
- ¿Juras aceptar las normas del MC?
- Lo juro.
- Bienvenido. 
Johnny le dio un fuerte abrazo a Sam. No hubo fiesta ninguna, así que los Spartans volvieron a sus casas. 
Johnny recogió a Annie del trabajo. Volvieron a casa, Annie estaba duchándose mientras Johnny trabajaba en la moto que tenía en el garaje. Cuando ella acabó de ducharse entró en el garaje para avisarle. Cuando ya se habían acostado, Annie empezó a hablar.
- Johnny, hoy en el restaurante entró una mujer preguntando sobre cosas de los Spartans. Dije que no conocía a ninguno, y LeRoy la echó de allí.
- Mejor, ¿cómo era?
- Joven, de pelo castaño, parecía una periodista...
Johnny fingió no no darle importancia, pero aquello tenía pinta de ser grave.
Al día siguiente, no pasó nada importante hasta la reunión con Dawn Faulkner, Johnny llegó puntual a la cita, la sheriff ya estaba allí.
- Johnny, tenemos problemas...
- Los tendrás tú.
- ¡Joder! Te cargas a Sterling, me has sacado de un apuro, sí, ¿pero si investigan y me pillan?
O si descubren que estoy vendida...
- Tranquila, ya no tendrás problemas con Asuntos Internos, y no tengas problemas con los periodistas, déjamelo todo a mí.
- ¿Qué periodistas?
- Últimamente anda una periodista por aquí, anda investigando a los Spartans.
- ¡Dios! Si me descubre estoy perdida, y si sabe algo de ti...
Te estoy ayudando a salvar Fairmont de la escoria de los Aces, deberías estar agradecida. Si me cogen a mí, ten clara una cosa, te arrastraré en mi caída. 
Aquella sentencia amenazante de Johnny finalizó la reunión. Un nudo en la garganta de Dawn hizo imposible cualquier respuesta, Johnny sabía cómo intimidarla. Johnny se montó en su Harley, aún era pronto, así que aprovecharía para pasar por el bar del MC.
Cuando llegó, Ritchie salía apurado por la puerta.
- Joder Johnny, menos mal que has llegado, íbamos a llamarte ahora. Acabamos de coger a la periodista que andaba tocando los cojones...
- Vamos, ¡deprisa!
- La hemos visto espiando desde un coche, tenía una cámara, llevaba mucho tiempo parada ahí, me pareció sospechoso y la pillamos, está encerrada en el sótano, en el almacén.
Cuando llegaron al sótano, abrieron la puerta del almacén, la periodista, al ver a Johnny, intentó refugiarse en una esquina de la habitación.
- Vaya, volvemos a vernos Kate...
- No me hagáis nada. ¡Por favor!
- Parece que no te quedó claro nuestro anterior encuentro. ¿Qué parte de "no vuelvas por aquí" fue la que no entendiste?
- Estoy investigando la guerra de bandas que habéis iniciado con los Aces, así el precio del terreno baja, y Carrington puede llevar a cabo la construcción de su proyecto.
- No tienes ni puta idea de lo que estás hablando, ni puta idea. Esa guerra la han empezado los Aces, no nosotros.
- Claro... cómo que también es mentira que no violaste a aquella camarera en Los Ángeles, ¿no?
Johnny se enfureció, chasqueó los dedos, Jack y Ritchie entendieron la señal, agarraron a Kate y la pusieron sobre la mesa de manera violenta. Johnny sacó su navaja, la abrió y la puso sobre el cuello de ella.
- Nunca he violado a nadie, ¿capicci? No estás en situación de protestar. Por cierto, las periodistas son cada vez más belllas...
Johnny dió un fuerte silbido, aparecieron cinco miembros del MC. Se acercó a la periodista, con su navaja rasgó la camiseta de Kate, luego rompió su sujetador, haciendo lo mismo con sus pantalones y bragas. Ella se retorcía, pero la había agarrado con firmeza.
- Chicos -dijo Johnny-, ¿queréis divertiros un poco?  -ellos asintieron-. 
Johnny se apoyó en la pared, tomó cogió una botella de bourbon, mientras Jack  y Ritchie agarraban a Kate con fuerza. Ella empezó a chillar, Johnny pegó un gran trago del licor e hizo un gesto a uno de los miembros, que se abalanzó sobre Kate, violándola. Kate no dejaba de gritar, llorando y suplicando que la dejasen. Tras ese miembro, fue otro, así hasta que se cansaron. Johnny miró aquella escena con cara de satisfacción. Cuando los miembros acabaron de violarla, ella estaba inconsciente, cómo si fuese una medida de evadirse de tanto dolor. Johnny esperó pacientemente hasta que ella recuperó la consciencia. Cuando abrió los ojos, siguió sollozando, aterrorizada. Johnny, sacó su pistola y la puso sobre la sien de Kate. 
- ¡Por Dios! ¡No me mates! ¡Te lo suplico!
- No.
- No os denunciaré...
- Me da igual, aquí tienes tu último titular, "Johnny Davenport no me ha violado, me ha matado".
Tan pronto como acabó de decir esa frase, accionó el gatillo de su Desert Eagle. 
- Chicos, deshaceos del cadáver. Me voy al Pink Flamingo, voy  cobrar la recaudación.
Otro de los negocios que tenían los Spartans en Fairmont eran un prostíbulo y un club de striptease. El Pink Flamingo era el striptease. Lo bueno de esos locales era utilizar las cámaras de seguridad para coaccionar a alguno de sus clientes. Era un trayecto de unos veinte minutos en moto. Al entrar, Johnny se acercó a la barra, la camarera dió la parte de la recaudación. Johnny subió a la oficina, abrió la caja fuerte y cogió el dinero. Cuando bajo, volvió a hablar con la camarera. 
- ¿Sabes dónde está Candy?
- Está fuera, pero siéntate y toma algo.
Johnny se sentó, la camarera le puso una botella de whisky a su lado. En la pista central actuaba una chica vestida de secretaria, aunque la ropa poco le duró encima, se desnudaba mientras sonaba muy alto una canción muy animada.
Johnny contemplaba aquel cuerpo de mujer desnudo, aunque no vio el final del espectáculo. Salió por la puerta trasera. Allí estaba Candy, fumando un cigarrillo.
- Hola, ¿has visto a Steimberg por aquí?
- No, hace unos días que no viene.
- Y tu, ¿cómo estás?
- Ya ves, currando aquí para pagar el crédito universitario.
- Suerte...
Johnny le dio la espalda y se marchó. Nunca jamás pensaría que en ese momento su mundo se derrumbaría. Annie observó toda aquella escena, cuando Johnny se acercó a ella, lo abofeteó.
- ¡Lo sabía! ¡Cerdo! Me engañabas....
- Estás equivocada, Annie.
- Johnny, este es el final, ¡qué te jodan!
Ella se fue corriendo calle abajo. Johnny se quedó inmóvil. Su vida empezaría a ser muy diferente.


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