lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 9: Una tragedia americana

Johnny se quedó paralizado, viendo como Annie corría calle abajo. Ella se montó en un Honda Civic blanco, de los ochenta. Era el coche de Beth, su mejor amiga. El coche arrancó no muy rápido. Johnny miró aquella escena confuso, era una situación desconocida para él. 
Se subió en su moto, muy enfadado, para un Spartan una promesa lo era todo, si daba su palabra, no la rompería. Si Annie no confiaba en él, para Johnny, esa relación no tendría futuro.
Dejó la recaudación en la sede del MC. Abrió la puerta de una fuerte patada, Jack salió a mirar.
- Johnny, ¿ha pasado algo?
- Mete el hocico en tus putos negocios, déjame en paz.
Jack conocía a Johnny desde siempre, si Johnny estaba de malas, mejor dejarlo a su aire. Johnny dejó el bar y volvió a su casa.
Mientras tanto, en la casa de Beth, se tejía otra tragedia, Annie se deshacía en llantos en bazos de su amiga. Entre sollozos, lograba balbucear algunas palabras.
- Lo ves Beth, me engañaba... además con una stripper...
- Annie, tranquila, seguro que es un malentendido.
- ¡NO! Para él no fui más que un trozo de carne, pensaba que me engañaba con esa fresca de Kayden...¡quiero morirme!
- Annie, mi padre también fue de los Spartans, ese club es de ellos.
- No, Johnny me engaña, ¿acaso no lo viste?
- Sólo estaba hablando con una stripper, vale, ver a tu novio en un club de striptease no es lo más agradable del mundo, pero ya sabes cuales son los negocios de los Spartans. Deberías conocer a Johnny mejor que yo pero...
- ¡Cállate! -interrumpió Annie- Johnny piensa que todo el mundo tiene un precio, utiliza a la gente, y cuando ya no le hace falta, mira lo que hace...
- Annie, relájate, estás muy nerviosa y no sabes lo que dices...
- Sí que lo sé...
Mientras Annie, hecha un valle lágrimas, lloraba en casa de Beth, Johnny acababa de entrar en su casa. Se dirigió al garaje. Allí, al lado del viejo Chevelle SS, estaba la moto en la que estaba trabajando. Cogió sus herramientas, empezando a trabajar en ella. Así podría despejarse, olvidar por unos segundos a Annie. Imposible. Estuve durante más de una hora trabajando, era incapaz de olvidarla. Siempre ponía la radio, para evitar que el trabajo fuese más pesado, sin embargo, la emisora parecía estar en su contra, sonaba una de las canciones favoritas de Annie.
Johnny, cogió con violencia aquella radio, y la estampó contra el suelo, le propinó varias patadas, desintegrándola. Una sombra apareció por la puerta del garaje. Era Jack.
- Veo que sigues en forma, Johnny.
- Vete a reir de tu puta madre, ¿quieres?
- Un respeto, ¿no? 
- Perdona tío, pasa, píllate unas birras o algo.
- No, antes hablemos tú y yo. ¿Qué ha pasado?
- Annie me ha dejado.
- No jodas...
- Sí, me ha visto hablando con Candy en el Pink Flamingo, piensa que la he engañado...
- Bueno, mañana en el LeRoy's podéis hablar...
- Paso, si no confía en mí, paso...
- Johnny, llevas toda tu vida enamorado de esa chica, no te engañes a ti mismo... Si necesitas ayuda, Andrea podrá ayudarte...
- La única ayuda que necesito es una buena botella de bourbon o whisky... Jack,hay algo que quiero enseñarte, sígueme.
Jack siguió a Johnny hacia el jardín trasero de la casa. allí, habitualmente solían realizar las barbacoas. Había un cobertizo de madera, enfrentado a la pequeña puerta trasera del garaje. Johnny sacó una llave de su bolsillo y la introdujo en el candado que cerraba la puerta. Deslizó aquella puerta de madera. Johnny entró, haciendo un gesto a Jack para que lo siguiera. Los ojos de Jack casi se salen de las órbitas al ver aquello.
- Bueno Jack, te presento mi colección secreta.
- Dios mío...
Ante sus ojos aparecían varias motos antiguas, un poco apretadas, pero todas en perfecto estado. Una Matchless G50, una AJS de 350 centímetros cúbicos, una HRD Vincent "Black shadow", una Norton Manx, una Harley- Davidson de los 50 y, la más recordada por Jack y Johnny, la chopper del padre de Johnny.
- Las inglesas las trajo mi abuelo de allí, ya sabes que estuvo en Inglaterra durante la Segunda Guerra mundial, allá hizo muchos amigos, gracias a los cuales pudo conseguirlas. Las Harley, nada puedo decirte que no sepas.
- Una "Black shadow", del 49... la moto más rápida del mundo en su tiempo, sólo la había visto en revistas...
- Mi abuelo compitió en ella. Era súper rápida, tanto que hasta le prohibieron la entrada en varios circuitos... De ver a mi abuelo y a mi padre con esas máquinas, me vino a mi la pasión por las motos.
Se pasaron varias horas observando aquellas reliquias, hasta que Jack tuvo que irse.
Al día siguiente, Johnny llegó tarde a trabajar, con signos de resaca. A la hora de comer, declinó ir al LeRoy's, con la escusa de recuperar el tiempo perdido, pidió a los chicos que le trajeran la comida. Al ver llegar a los Spartans, Annie salió corriendo para atenderlos, con la esperanza de que Johnny estuviese allí. Tras darle muchas vueltas, había comprendido que lo mejor sería hablar las cosas.
- Hola chicos, ¿qué os apetece?
Al ver que no estaba Johnny, no pudo evitar torcer un poco la sonrisa. atendió y recogió el pedido. Aún estaba en la barra, cuando Jack se acercó a ella.
- Annie, ¿podemos hablar?
- Sí, claro. Vamos fuera.
Ambos salieron hacia el callejón al que da la puerta trasera.
- ¿Por qué no ha venido Johnny?
- Dijo que tenía mucho trabajo pendiente, pero ha estado bebiendo, vino al trabajo de resaca... Para qué voy a mentirte Annie, está mal.
- Me encantaría hablar con él, pero tengo miedo.
- Conozco a Johnny desde hace mucho, de buenas a primeras no te perdonará -al decir esto, Annie empezó a llorar-. Johnny se sintió traicionado, piensa que no confías en él...
- Yo lo vi hablando con aquella stripper... no sabía que ese local fuese vuestro...
- Mira, entre Johnny y Candy, la stripper, no hay nada. Ella nos está ayudando en un asunto, no puedo decirte de qué va todo esto, pero entre ellos no hay nada. Mira, Johnny lleva toda su vida enamorado de ti. Nunca quiso estar con otra que no fueses tú.
- ¿Qué hago, Jack?
- ¿Le quieres?
- ¡Por supuesto! Ni te imaginas como lo echo en falta.
- No lo dudo, lo mejor es que vayas a hablar con él. Te advierto que la reacción de Johnny no puede ser buena, no sé, a lo mejor te contesta mal de primeras. Se hará el duro, pero en el fondo, le encantará que vayas.
- Creo que iré está noche, lo estoy deseando, ¡gracias Jack!
Ella se despidió dando un beso en la mejilla a Jack. Annie volvió al interior del restaurante, estaba deseando acabar de trabajar para volver a ver a Johnny.
El día de Johnny fue bastante más gris y anodino. Se dedicó a completar alguna de las motos que quedaban por rematar en el taller y nada más. Al anochecer volvió a su casa, dando un largo rodeo. Montado en su moto, con el ronroneo de su bicilíndrico de 96 pulgadas cúbicas, el aire cálido que sentía en la cara, era relajante.
Al llegar a su casa, entró en el salón, aún estaba allí el estuche del violín de Annie, loa carició con nostalgia mientras movía la cabeza de lado a lado. Cogió una botella de whisky, miró el logotipo de la botella, era Jack Daniel's y caminó hacia el garaje. Observó la moto en la que estaba trabajando. Ya había instalado el motor en el cuadro tipo "Hydra", quería hacer una moto estilo años 50, un poco chopper, un poco bobber y un poco café racer, con un estilo único. Antes de empezar a vendar los escapes con tiras anticalóricas, abrió la botella de whisky mientras se decía a sí mismo "tú nunca me abandonarás", para después dar un largo trago.

Mientras tanto, Annie se arreglaba en casa de Beth. Era el gran día para ella.
- Bueno Annie, sé dulce con Johnny, en esta llevas todas las de perder.
- No te preocupes, presiento que todo va a salir bien.
Ella salió sonriente hacia la casa de Johnny. Mientras caminaba, no dejaba de mirar su vestido, lo compró especialmente para la ocasión. Los tacones la lastimaban, pero todo le daba igual. Era su noche.
Al llegar a casa de Johnny, vio como un hombre salía corriendo, encapuchado, al pasar al lado de Annie, la empujo, no consiguió tirarla, pero sí desequilibrarla. Aquello le parecía raro, cruzó la puerta, que estaba abierta, no pudo ver a Johnny.
- ¡Hola, Johnny! ¿estás ahí?
Caminó hacia el garaje, pensando que él, reconociendo su voz, se haría el sueco. Pero la escena que contempló allí le hizo hervir la sangre. Johnny estaba tirado en el suelo. Annie se acercó muy nerviosa, había un pequeño charco de sangre tras su cabeza, pero lo más sorprende era que echaba una espuma asquerosa y blanquecina por la boca, al fijarse más, vio una jeringuilla colgando de su brazo. Annie sacó su teléfono y llamó a Jack.
- Jack, necesito ayuda, ¡Johnny tiene una sobredosis! Ven Ya ¡Por favor!
- ¡Qué! Voy ya.
Annie se agachó y tomó a Johnny en sus brazos, como si fuese la imagén de la Piedad de Miguel Ángel, intentaba tomarle el pulso.
- Vamos cariño, reacciona, vamos. Johnny, mi amor, estoy aquí, dime algo...
Su respuesta fue el silencio. Desesperada, no pudo hacer otra cosa que gritar desgarradoramente:
- ¡Johnny! ¡Johnny! ¡¡¡JOHNNY!!! 



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