lunes, 16 de septiembre de 2013

Capítulo 3: La decisión de Annie


Dentro de la ambulancia, Annie no soltó ni por un segundo la mano de Johnny. Dawn no dejaba de mirar la escena, no concebía como una mujer podía amar a una bestia como él.
Al cabo de unos minutos llegaron al Fairmont Heritage Hospital, bajaron a Johnny de la ambulancia y se lo llevaron a un box. A Annie se le rompió el alma cuando no le dejaron pasar con él.
Durante la espera los segundos le parecían horas, las horas días. Dawn, viendo el creciente nerviosismo de Annie, decidió hablar con ella para distraerla.
- Annie, me gustaría hablar contigo, de mujer a mujer.
- ¿Si?
- Verás, llevo dándole vueltas a una cosa y... no logro entenderlo, voy andarme sin rodeos, ¿estás enamorada de Johnny?
- Sí, llevamos muy poco tiempo juntos -rompió a llorar- y ya voy a perderlo.
Dawn abrazó a Annie, intentando consolarla.
- Ya verás como Johnny se recupera, es muy fuerte, en menos de un mes, ya estará sobre su Harley. 
- Eso espero...
- Sigo sin entender que viste en él...
- Mira Dawn, todo el mundo ve en Johnny a una bestia, a un asesino, yo siempre vi algo más en él. Siempre me protegía, me cuidaba y si era carñoso con alguien, lo era conmigo.
- Yo sólo conozco al Johnny líder de los Spartans, al que en el insti le dio una paliza de muerte a un quarterback que te llamó puta...y, bueno, recuerdo algo bonito de él. Una vez me castigaron, fui a la sala de castigo, con el profesor Burton, ¿lo recuerdas? -Annie asintió-, y a l cabo de un rato llegó Johnny, con el chaleco de los Spartans, aún ponía que era un prospect. Allí también estaba aquel chico que era muy poco sociable, aquel cerebrín... ¿cómo se llamaba?
- Jimmy, Jimmy Pearce, le llamaban "la computadora".
- ¡Ese! Johnny se sentó a su lado, Jimmy se asustó mucho. Johnny miró su cuaderno y le preguntó qué hacía, Jimmy le contestó, era algo de matemáticas. Johnny le pidió que le enseñase a estudiar. Pensé que le pegaría... pero quería ayuda... hace un par de años vi a Jimmy, que ahora vive en Palo Alto, me preguntó por Johnny, según él, Johnny fue de los pocos abusones del instituto que lo defendía.
Ambas empezaron a recordar anécdotas que desmontaban la idea de que Johnny era un ser sin corazón. En el fondo, tenía un sentido de justicia o nobleza, siempre ayudó al que era más débil que él si era atacado. 
En la mente de Dawn Faulkner, Annie era una buena chica enamorada de un mal chico. Le parecía la típica serie para adolescentes en que ella intenta encarrilar al chico al buen camino.
El médico apareció en la sala, Annie se puso de pie como accionada por un resorte.
- ¿Son familiares de John Davenport?
- No -dijo Annie-, soy su novia, soy la única familia que tiene...
- Perfecto, mire, su vida no corre peligro, pero está grave. Tiene una pierna rota, la mano derecha y tres costillas rotas también. Le han dislocado la mandíbula y ha perdido tres dientes, es casi milagroso que haya sobrevivido a un ataque tan brutal con lesiones internas tan leves...
- Annie, te dije que se pondría bien...
- Lo subiremos a una habitación, si quiere acompañarnos... ¡Ah! No se asuste si no reacciona, lo hemos sedado.
La sheriff Faulkner se despidió de Annie, prometiéndole que volvería por el hospital.
Annie acompañó al médico, siguiéndolo por un pasillo bastante oscuro para ser de un hospital. Al llegar junto a la camilla de Johnny, no pudo evitar volver a llorar. Estaba entubado, su brazo izquierdo colagaba de la camilla, los nervios pudieron con ella y empezó a chillar.
- ¡Cómo pueden tenerlo así! Es un hombre, no un saco de patatas. ¡Qué poco respeto!
- Señorita, tranquilícese, el brazo se le ha movido ahora mismo, al mover la cama, tranquila...
Subieron a Johnny a una habitación individual. Annie cogió una silla y la colocó al lado de la cama de Johnny, sentía que no podía dejarlo solo.
Pocos minutos después un golpe en la puerta hizo que Annie dejase de mirar a Johnny. Acababa de entrar Jack, sus manos estaban ensangrentadas, y en su cara también había había salpicaduras de sangre.
- ¿Qué ha pasado?
- He ido a por los que le han hecho esto a Johnny, eran diez tíos, sólo pude cargarme a dos, el resto escapó... pensé que ya estaría consciente y le gustaría saber lo que hice. He llamado al resto del MC, nos turnaremos todos para cuidarlo y vigilar que no entre ningún indeseable. Si quieres volver a casa...
- No -interrumpió Annie-, prefiero quedarme, no quiero dejarlo solo. 
- En algún momento tendrás que descansar...
En ese momento ocurrió en milagro, la mano que sostenía Annie empezó a mover sus dedos, el sonido del electrocardiograma empezó a acelerarse, Johnny empezó a abrir sus ojos. Jack salió corriendo al pasillo en busca de un médico.
Johnny miró la habitación con los ojos semicerrados, estaba confuso, giró su cabeza a un lado y vio a Annie.
- ¿Dónde estoy?
- Johnny... estás en el hospital, no lo recuerdas...
- ¿Tú quien eres? ¿De qué me conoces? 
En ese momento Annie rompió a llorar, casi no le quedaban lágrimas, era una de las peores noches de su vida.
 Dos médicos y una enfermera entraron corriendo en la habitación. Annie les señaló que parecía amnésico antes de que la echasen de la habitación. Ella oía a Johnny gritar, muy alterado, pedía que lo dejasen en paz.
- Annie, ¿qué ha pasado ahí dentro?
- Johnny no me conocía.... 
Jack la miró preocupado. La salida de los médicos de la habitación y el cese de los gritos de Johnny lo sacaron de sus pensamientos.
- Doctor, ¿está bien?
- Sí, el scaner no muestra ninguna lesión cerebral, la amnesia es temporal, necesita descansar, no se preocupen, mejorará.
El médico se marchó por el pasillo y Annie entró. La enfermera seguía allí. A Annie se le cayó el alma a los pies al ver la escena. Johnny estaba dormido, la enfermera estaba amarrando sus brazos y piernas con unas correas, como si se tratase de un animal. 
- ¿Eso es necesario?
- Sí, es por su bien. Si ve que al despertarse no reacciona bien, llámenos inmediatamente.
Annie asintió. Jack entró en la Habitación y se apoyó en una de las paredes. Miraba a la cama y no dejaba de agitar la cabeza de manera furiosa. 
- No puedo verlo así, ¡joder! Voy a bajar a por un café, ¿necesitas algo Annie?
- Si no te importa traéme uno, solo por favor.
Jack salió de la habitación, al poco rato entró con dos humeantes cafés y un donuts en una bandeja de cartón. Le ofreció el donuts a Annie, que lo rechazó, a pesar de morirse de hambre, Jack insistió y ella cedió entonces.
Poco antes del amanecer Johnny volvió en sí.
- Annie, ¿estás ahí?
- Sí, dime Johnny.
- Dame un poco de agua, por favor.
Ella se levantó de la silla y cogió la botella de agua que había sobre la mesilla, la abrió, llenó un vaso y se acercó a la cama.
- Tendrás que dármelo tú, yo estoy amarrado...
- No te preocupes...
Ella acercó el vaso a los labios de Johnny, le ayudó a beber, cuando terminó, se quedó un rato mirando, sonriendo. No pudo aguantar la tentación y acarició con dulzura a Johnny.
- Annie, gracias por todo.
- De nada.
- Deberías volver a casa y descansar, no aguantarás el turno del restaurante.

Se le había olvidado que tenía que ir a trabajar. Ella decidió marcharse, pero en ese momento, LeRoy, entraba por la puerta de la habitación, le dijo a Annie que llamaran a su madre y así se enteraron de lo que le había pasado a Johnny. Ella decidió marcharse corriendo a casa.
Al llegar a su casa, Annie se dio una rápida ducha, su madre no estaba en casa, la llamó y se fue corriendo al trabajo. No dejó de pensar en Johnny. La Señora Williams le dio permiso para marcharse antes de tiempo. Antes de ir al hospital, decidió pasar por la casa de Johnny. Aún tenía la bolsa con su ropa, decidió poner la lavadora antes de irse.
La casa estaba bastante ordenada. Annie abrió la bolsa y metió parte de la ropa en la lavadora, salvo el chaleco de cuero. Se quedó durante un rato mirando los parches que llevaba bordados. En la espalda, el logo del MC, rodeado por arriba por otro con el nombre de la banda y abajo con otro que ponía California. Delante, sobre el hombro izquierdo un parche que ponía "Fairmont Original" y en el derecho otro que rezaba "Presidente". Cada miembro llevaba un parche con el rango que ocupaba en el MC. 
A Annie le resultaba una pieza de ropa realmente pesada, decidió guardarla en el armario de la habitación de Johnny. 
De pronto, al entrar, una mano la empujó tapándole la boca, notó que el cañón de un arma estaba rozando su nuca. A los pocos segundos, esa mano la soltó.
- Joder Annie, me has asustado. ¿Qué haces aquí?
- Tu a mi también, Ritchie. Venía a traer estas cosas de Johnny...
- Vale, pensé que eras un ladrón, aquí hay... bueno... cosas... Estoy vigilando la casa.
- No te preocupes, ya me marcho al hospital.
Annie salió de allí rápido, aún le temblaban las piernas. Llegó al hospital y corrió a junto de Johnny. 
Él estaba incorporado en la cama, hablaba con Jack y su novia, Andrea. Ellos se giraron y saludaron a Annie, que corrió para besar a Johnny y deshacerse en cuidados hacia él.
Al poco rato, llegó la sheriff Faulkner. Johnny pidió quedarse a solas con ella.
- Johnny, han aparecido dos Aces muertos...
- Ve, cuando alguien me toca, hay gente dispuesta a matar por mí.
- Lo sé, sé que compensa estar de tu lado, pero quiero pedirte una cosa.
- ¿Qué?
- Procura que esta mierda no salpique a Annie, ella te quiere mucho...
- Eso ya lo sabía... mientras yo estoy aquí, hay gente que está cuidándola, por eso no tengas miedo.
- Yo haré lo que pueda.
- Eso espero, de todas formas, cuando salga de aquí, tengo un par de cosas que comentarle, sé quienes son los apoyos de los Aces, pero ya se lo diré en otro momento.
Entonces, Dawn decidió dejar la habitación, al montarse en el coche patrulla, un hombre de traje golpeó la ventanilla.
- ¿Sheriff Dawn Faulkner? 
- Soy yo.
- Soy Jeff Sterling, de Asuntos Internos, ¿qué estaba haciendo aquí?
- No es asunto suyo, pero como me conviene decirlo, ahí va, le he tomado declaración a una víctima de agresión...
- Johnny Davenport, ¿verdad?
- No...
- Sé que tiene tratos con los Spartans, esto puede costarle el puesto, ¿lo sabe?
- Piense lo que quiera, pero no soy una vendida. Me voy a mi oficina, si quiere algo, ya sabe donde estoy.
La sheriff volvió a su oficina con la misma lucha interna que cuando aceptó el soborno de Johnny.
Dos meses después, Johnny abandonaba el hospital, reunía a los Spartans en la sede y les dijo:
- A todo Ace que encontréis, matadlo. Si lo dejáis con vida, hacedle el mayor daño posible, para que vean que no andamos con juegos. Nuestros colegas rusos nos han informado que los Aces han comprado una partida de armas a la mafia. Ese cargamento llega en dos días al muelle de Fairmont, nuestra misión es hacernos con él. Si allí está Ken, dejádmelo a mí... no pararé hasta destriparlo con mis propias manos.
Por su parte, la relación de Annie con su madre nunca había estado tan mal. En pocos días, las cosas se deterioraron de tal manera que casi ni se hablaban, la noche de la reunión de los Spartans, Annie no pudo más.
- Mamá, ¿qué te pasa?
- Que qué me pasa, nada, sólo que mi hija es la novia del asesino de Fairmont, que pasa horas cuidándolo sin darse cuenta que él la utiliza...
- ¡Johnny no es así! ¡Me quiere!
- Ya, me conozco a los Spartans, cuando necesites algo de ellos, pasarán de tí, como hicieron con tu padre...
- ¡No metas a papá en esto! Johnny no es un asesino, él me defendió siempre, incluso cuando intentaron violarme... No pienso dejarlo sólo por que tu lo odies.
- Bien, ¡Tú te lo has buscado! Elige, o tu madre o ese asesino, ¿con quién te quedas?
- Lo siento mamá -dijo entre lágrimas-, me quedó con Johnny. No volverás a verme.
Esa misma noche, Annie se instaló en casa de Johnny. Él pensaba que era un error, nunca había tenido una auténtica familia. De todas maneras, intentó apoyar a Annie en la que fue la decisión más difícil de su vida.

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